Entrevistamos a Ana Jarén, sevillana afincada en Torrelodones (Madrid), para acercarnos al proceso de ilustración de una de las últimas novedades de Alma Clásicos Ilustrados.
Ana, con su sensibilidad para captar la belleza de lo cotidiano en sus piezas, ha sido la encargada de ilustrar «La edad de la inocencia». Charlamos acerca de sus inicios, su proceso creativo y sobre lo que supone ofrecer una nueva visión artística a una obra de la literatura clásica tan reconocida.
Ilustrando el mundo y la pasión de Wharton
En «La edad de la inocencia», Edith Wharton nos ofrece un relato minucioso de su época. La novela, repleta de detalles de decoración, refleja la pasión de la autora por el diseño de interiores. Wharton presta especial atención a la descripción de las residencias. Tanto las salas, su decoración y configuración, como los cuadros que contemplan los personajes, nos revelan matices de su personalidad.
La casa de la familia Archer, por ejemplo, es un reflejo de su posición social, y de sus valores tradicionales. Los muebles son pesados, y antiguos, y la decoración es austera y elegante. La casa de la condesa Olenska, en cambio, tienen una decoración más exótica y cosmopolita.
Estos contrastes reflejan la diferencia entre los dos mundos que se enfrentan en la novela: el de la alta sociedad neoyorquina, rígida y conservadora, y el de la nueva generación, más abierta y progresista.
El trabajo de ilustración de Ana Jarén ha sabido captar la importancia de estos detalles en la decoración. Antes de seguir su pasión y dedicarse a la ilustración, Ana trabajó en un despacho de comunicación de moda rodeada de estilistas y diseñadores. Ese ambiente creativo fue impulso y también influencia. “El poso de esos años trabajando en moda han influido en la mirada y el gusto por la ropa y la decoración, que intento trasladar a mis ilustraciones”, nos cuenta. Es en ese punto, en decoración y la habilidad para captar algo preciso, en el que ilustradora y escritora se complementan.
La edad de la inocencia no es el primer proyecto de Jarén relacionado con la ilustración de mujeres escritoras. Cuando le preguntamos por su otra novela, nos confiesa que para ella es una deuda moral dar visibilidad y voz a mujeres que han hecho tanto. “Es algo que disfruto mucho”.
¿Cómo ha sido tu experiencia de ilustrar «La Edad de la Inocencia»?
He tratado de aportar una perspectiva más contemporánea en cuanto a lo visual. A pesar de representar escenas de época, he intentado ser fiel a mi estilo a la hora de dibujar. He tenido especial cuidado en la composición de las escenas, el trazo, los estampados y la forma de colorear, para así acercar las ilustraciones, y con ellas la novela, al lector de hoy en día.
¿Hubo alguna escena o personaje que te permitiera expresar mejor tu estilo artístico?
No fueron en especial los personajes, ni Archer, ni Ellen ni May Welland, sino más bien la ropa y los muebles. Estos tienen un protagonismo importante en las ilustraciones y debían ser tratados con mucho mimo.
Además de estas obras, has trabajado en proyectos relacionados con la representación de mujeres escritoras. ¿Qué supone para ti dar visibilidad a sus historias?
Es una deuda moral dar visibilidad y voz a tantas mujeres que han hecho tanto. Por ello, cuando tengo la oportunidad de ilustrarlas, es algo que disfruto mucho.
Cuando empecé a ilustrar, quería poder vivir de lo que tanto me gusta hacer, pero no era capaz de visualizar nada concreto. Ha sido a base de mucho trabajo y pequeños pasos que he conseguido esta estabilidad y proyectos por la que doy gracias a diario. Es un sueño hecho realidad.
¿Cómo es tu proceso creativo? ¿Tienes alguna rutina o hábito especial?
Normalmente, empiezo a pintar muy temprano, a las seis de la mañana, y aprovecho para hacer los bocetos de los proyectos. Es el momento del día en el que las ideas me vienen de manera más fluida.
Hay quienes se ponen música o la radio, pero en mi caso, me pongo películas y series de fondo. De vez en cuando las miro por el rabillo del ojo.
Como curiosidad, llevo años dibujando con el mismo modelo de portaminas, uno de Caran D’Ache, que cuando se rompe por el uso, lo reemplazo por uno exactamente igual.
Por último, ¿qué consejo le darías a los ilustradores e ilustradoras jóvenes que sueñan con seguir tus pasos?
Encontrar tu estilo propio es fundamental, pues es lo que hace tu trabajo especial y atractivo tanto para el público en general como para los clientes que vienen a ti. Para ello pienso que no hay más misterio que pintar mucho y de forma frecuente. Se trata de probar cosas hasta encontrar aquello con lo que te sientes cómoda.